Los arqueólogos han fechado este mosaico carmonense entre los siglos II y III de nuestra era; siendo extraído y trasladado al museo local para desde allí ser restaurado y analizado a fondo.
El mosaico a muy pocos centímetros de la superficie de la calle (cuarenta y ocho en total) conserva intacto el recuadro central, donde aparece un rostro antropomorfo. Es una figura masculina con un sombrero de ala ancha portando una bielda (instrumento utilizado para recoger la paja) en su mano izquierda y un haz de espigas en la derecha.
Algunos historiadores creen que podría ser una alegoría del verano; otros, sin embargo, consideramos que estamos ante la representación del dios Vertumnio, que simboliza el cambio de las estaciones y que junto a la diosa Pomona, diosa protectora de los árboles, es una de las divinidades de la naturaleza más antiguas del panteón romano.
Aunque habría que indicar que la relación entre el dios Vertumnio y la diosa Pomona fue digna desde las mejores composiciones estróficas de Ovidio hasta los óleos de pintores del XVII como Luca Giordano, por las características que unieron a ambos personajes.
Pero el dios Vertumnio, etimológicamente dios "del cambio", simbolizaba el cambio de estaciones, y más concretamente la fertilidad del agro. No tardaría, pues, el dios Vertumnio en encontrar apropiadas las cuitas amorosas hacia la hermosa diosa Pomona.
Sería un poco tedioso la ampliación de la fábula que da pie a la historia que une a estos dioses cuyo culto, por motivos evidentes, tuvo que estar muy extendido en la campiña de los Alcores, allá por dónde corre el río Corbones. Pero diremos que ante la carencia de interés de la diosa Pomona en relacionarse con cualquier ser, ciertamente el dios Vertumnio se las tuvo que ingeniar de modo histriónico para conquistarla.
Así el dios Vertumnio tratándose de la diosa de jardines y huertos no se le ocurrió otro modo de conquistarla que irse metamorfoseando en diferentes personajes. Primero, en labrador. Luego, en segador. En tercer lugar, en vendimiador. Y en último lugar, en una anciana. A nadie se le pasa por alto la identificación de estos personajes con la alegoría a las figuras, respectivamente, de la primavera, el verano, el otoño y el invierno.
Y volviendo al objeto de estas palabras, concluimos esta entrada en el blog comentando que la figura del mosaico del que para nosotros es el dios Vertumnio está formada por teselas de menos de un centímetro de lado, con una gran variedad cromática entre rojos, azules, amarillos, blancos y negros. Es digna de apreciarse en vivo. El recuadro central está rodeado por motivos geométricos y vegetales que no se repiten continuamente, lo cual realza su calidad artística. Casi con toda seguridad esta excepcional pieza pavimentó una de las estancias principales de una casa patricia en esta bonita ciudad andaluza. Así, si deciden visitar Carmona, no dejen de apreciar los dioses de la Bética romana, aunque sea a modo de mosaico.