La mayor Democracia del Mundo





Por contrario que parezca a la razón humana, la mayor Democracia del Mundo, entendida en sentido político, es la India. Según los datos del World Gazetteer la India contaba en junio de 2.007 con 1.113.225.812 habitantes, siendo, por ende, el segundo país más poblado del Mundo, tras China.

Mientras que el país organizador de los Juegos Olímpicos de Beijing 2.008 está bajo la férula de la dictadura comunista, la India se rige desde su independencia de 1.947 como un régimen democrático, aunque existan desigualdades sociales como el de las castas que no compagina precisamente con los valores de las democracias occidentales, dónde el criterio de distinción es el económico y no el étnico.

Las castas, marcadas por el milenario hinduismo, vienen a delimitar unos estratos sociales que tuvieron su origen en una organización primigenia de la diversidad étnica existente en el Valle del Indo. Aunque prohibida esta distinción de castas desde hace más de 50 años, lo cierto es que según los últimos sondeos el 74% de los indios no está de acuerdo con los matrimonios entre diferentes castas. Es más, en la prensa de Nueva Delhi podemos encontrar anuncios por palabras como el que reproducimos aquí:

“Buscamos esposa bella, sana y casta brahamin para primogénito con un título en Economía, MBA e ingresos de 40.000 rupias (moneda india que equivale a unos 665 euros)”.

Si a ello le unimos la fragmentación religiosa del país con un 73% de hindúes, un 12% de musulmanes, un 6% de cristianos y un 9% de otras religiones minoritarias como el budismo, nos encontramos un auténtico mosaico de país, que no se encuentra estructurado, según vemos, ni en lo social, ni en lo religioso.

En lo político parece que tampoco. De entre las múltiples opciones de voto que se dan en la India, casi todos los partidos políticos tienen un programa electoral consistente en la defensa de una determinada casta a la cual se le promete, en muchos casos, trabajos en la Administración Pública o subsidios para los determinados grupos sociales que dicen representar en contraprestación de su voto.

Actualmente, la presidencia del Estado federal de la India, desde el 25 de julio de 2.007, lo ejerce una mujer: Pratibha Devisingh Patil, del partido político “Congreso Nacional Indio”, constituyéndose, en efecto, como la primera presidenta de la India. La cual no ha tomado medidas paliativas en este sentido.


Hasta el momento la unidad nacional venía dada para la India en actos de confrontación, en primer lugar, contra el colonizador (el Reino Unido) que terminó como hemos dicho en 1.947; y, en segundo lugar, con la animadversión hacía países vecinos entre los que destaca la potencia nuclear de Pakistán. Es decir, la forma de dar una conjetura nacional al entramado social y étnico indio ha sido durante las últimas dos centurias la diferenciación frente al otro. Resulta paradójica esa exaltación xenófoba en la cuna del pacifista Mahatma Gandhi.

De todos modos, diferentes informes de especialistas e investigadores creen que la unificación política de la India para dejar detrás la diseminación clasista de una sociedad de castas vendrá dada por la economía de mercado y la alfabetización de la población. En suma, estamos ante un estado, que a nuestro juicio, al igual que China tiene aún por resolver ciertos problemas porque aún no han encontrado un criterio homogeneizador de su carácter nacional. En el gigante asiático ha resurgido recientemente el agravio tibetano, y en el país de las castas están latentes aún en la península indostánica la conflictividad con Bangladesh, Nepal o Buthán, por no hablar del caso de conflicto territorial de Cachemira, en el cual aún se dirime la India frente a su vecino musulmán del noroeste.